viernes, 18 de junio de 2010

Tengo el alma quemada, de José Saramago

En homenaje a José Saramago, hoy día de su muerte,Junio 18 de 2010.


Tengo el alma quemada
Por saliva de sapo
Fingiendo que descubro
Tapo
La palabra me infecta
Bajo la piel de apariencia
Pongo remedio seguro
Paciencia
En esta mal no se vive
Pero tampoco se muere
Cuando el ave no vuela
Corre
Quien no llega a las estrellas
Las puede ver desde la tierra
Quien no tiene voz para el canto
Berrea

miércoles, 16 de junio de 2010

Cultivo una rosa blanca, de José Martí

Cultivo una rosa blanca
En Junio como en Enero,

Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,

Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.

Pausa, de Mario Benedetti

De vez en cuando hay que hacer
una pausa

contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana

examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa

y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.

domingo, 13 de junio de 2010

Canción con Todos, de Armando Tejada Gómez


Salgo a caminar
por la cintura cosmica del Sur,
piso en la región
más vegetal del viento y de la luz
Siento al caminar
toda la piel de américa en mi piel
Y anda en mi sangre un río
que libera mi voz, su caudal.
Sol de alto Perú, Rostro Bolivia,
estaño y soledad; un verde Brasil
besa a mi Chile cobre y mineral
Subo desde el sur hacia la
entraña América y total,
pura raíz de un grito
destinado a crecer
y a estallar.

Todas las voces, todas;
todas las manos todas;
toda la sangre puede
ser canción en el viento.

Canta conmigo canta,
latinoamericano,
libera tu esperanza
con un grito en la voz.

Gracias a la Vida, de Violeta Parra

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dió dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado,
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído, que en todo su ancho
graba noche y día; grillos y canarios.
martillos, turbinas, chubascos
y la voz tan tierna de mi enamorado.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y ell abecedario,
con el las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano y luz, alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dió el corazón, que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano,
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto;
así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto
y el canto de ustedes, que es el mismo canto,
y el canto de todos, que es mi propio canto.

Gracias a la vida...

Las Simples Cosas, de Armando Tejada Gómez


Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas,
lo mismo que un árbol que en tiempo de otoño se queda sin hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.

Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida,
y entonces comprende cómo están de ausentes las cosas queridas.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.

Demórate aquí, en la luz mayor de este mediodía,
donde encontrarás con el pan al sol la mesa tendida.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.

martes, 8 de junio de 2010

Amigos, de Vinicius de Morais


Tengo amigos que no saben el lugar que ocupan em mi corazón.
No perciben el amor que les profeso y la absoluta necesidad que tengo de ellos.
El “amor-amistad “es un sentimiento más noble que el “amor-pareja”, pues permite que su objeto de cariño se divida en otros afectos, mientras el “amor-pareja” tiene intrínsecos los celos, que no admiten la rivalidad.
Y yo podría soportar, sin embargo no sin dolor,
que hubiesen muerto todos mis amores,
¡Pero enloquecería si muriesen todos mis amigos!
Hasta aquellos que no perciben cuánto son mis amigos
y cuánto mi vida depende de sus existencias...
A algunos de ellos no los frecuento, me basta saber que existen.
Esta mera condición me llena de coraje para seguir en frente de la vida.
Sin embargo, porque no los frecuento con asiduidad,
no les puedo decir cuánto los aprecio. Ellos no lo creerían.
Muchos de ellos están leyendo esta crónica y
no saben que están incluidos en la sagrada relación de mis amigos.
Mas es delicioso que yo sepa y sienta que los adoro,
aunque no se los diga y no los frecuente.
Y las veces que los frecuento, noto que ellos no tienen noción
de cómo me son necesarios, de cómo son indispensables
a mi equilibrio vital, porque ellos hacen parte del mundo que yo,
trémulamente, construí y se tornaron en fundadores de mi encanto por la vida.
Si uno de ellos muriera, yo quedaría torcido para un lado.
Si todos ellos murieran, ¡yo me desmoronaría!
Es por eso que, sin que ellos sepan, yo rezo por sus vidas.
Y me avergüenzo, porque esa súplica está, en síntesis,
dirigida a mi bienestar. Ella es, tal vez, fruto de mi egoísmo.
A veces, me sumerjo en pensamientos sobre alguno de ellos.
Cuando viajo y estoy delante de lugares maravillosos,
me cae alguna lágrima porque no están junto a mi,
compartiendo aquel placer...
Si alguna cosa me consume y me envejece ,
es que la rueda furiosa de la vida no me permite
tener siempre a mi lado, habitando conmigo,
andando conmigo, hablando conmigo,
viviendo conmigo, a todos mis amigos, y,
principalmente los que solo desconfían
o tal vez nunca van a saber ¡que son mis amigos!
La gente no hace amigos, ¡¡¡los reconoce!!!

miércoles, 2 de junio de 2010

A qué le llaman distancia, de Atahualpa Yupanqui

A qué le llaman distancia,
eso me habrán de explicar,
sólo están lejos las cosas
que no sabemos mirar.

Los caminos son caminos
en la tierra y nada más,
las leguas desaparecen
si el alma empieza a aletear.

Hondo sentir, rumbo fijo,
corazón y claridad.
Si el mundo está dentro de uno
afuera, por qué mirar.

Qué cosas tiene la vida,
misteriosas por demás,
uno está donde uno quiere,
muchas veces sin pensar.

Si los caminos son leguas
en la tierra y nada más
a qué le llaman distancia,
eso me habrán de explicar.